Fa uns dies no vaig recordar de comentar l’article d’El País titulat Vago, a letras; empollón, a ciencias. No es tracta de cap aportació gaire novedosa al tema ja molt conegut de la distinció entre gent de “ciències” i de “lletres”, però ens recorda que les coses no han pas canviat gaire de com eren els anys 70.
Es tracta d’un estudi d’una professora de sociologia de la Uned sobre els esterotips a l’educació. L’autora de l’informe diu que A pesar de que la adolescencia es una etapa de rechazo al mundo adulto, los jóvenes son el producto de una educación y de una sociedad y eso es lo que reproducen.
Sobre la dificultat intrínseca de l’estudi de les Ciències, l’article diu
¿Son intrínsecamente más difíciles las ciencias? Se habla de la dificultad de unas materias más abstractas, que requieren “un mayor esfuerzo por parte de los alumnos”, decía el profesor de Química Ãngel Zamoro hace unos meses a este periódico. Pero, aunque puede tratarse de la profecía autocumplida (por aquello de los vagos), la estadística dice que los alumnos de Ciencias de la Naturaleza y la Salud y Tecnología repiten menos en 2º de bachillerato (el 22,9% y 28,9%, respectivamente) que los de Sociales y Humanidades (29,6%), y mucho menos que los de Artes (45,5%).
Tot plegat, per pensar-hi.